Uno de los testimonios precolombinos más representativos del arte rupestre aborigen, está dibujado con los cinceles del misterio y de la eternidad, en los lienzos mágicos milenarios de las rocas sandieganas, ocultas en los verdes parajes de la vieja montaña de La Cumaca recostada en la Sierra de San Esteban, bajo diferentes técnicas y diversos motivos, en los ricos yacimientos petroglifos que están ubicados especialmente en ese sector, donde también se encuentran variedad de monumentos megalitos en la Fila La Josefina, construidos con grandes piedras, sin labrar a la vez, para significar una actividad funeraria, hechicera, religiosa o simplemente conmemorativa.